El nombre de Nilda Moya es probablemente menos conocido que el de La Pirilacha, el tema que la fijó en la memoria del folclor chileno, y que después de 40 años, ayudado por la censura de tiempos dictatoriales, logró catapultarse para continuar tarareándose por quienes, a través de sus versos de doble sentido, transgreden mediante el humor los “buenos modales”.
Y es que La Pirilacha, como su autora, es pueblo, es tradición, es campo. Nilda Moya nació en Talcahuano, un pujante puerto de la región de Bio Bío, pero al que ella recuerda cuando aún su entorno tenía características rurales. Y es precisamente a ese “campo con mar” de sus nostalgias, al que Nilda le canta en una de sus cuecas “A Talcahuano”. “Recuerdo que había que ir al fundo de un señor Mancera que estaba bien lejos a comprar la leche”, dice Nilda en entrevista con Radio SBS, rememorando sus tiempos de infancia.
Sus orígenes artísticos se hicieron bailando charlestón, en una familia en la que se transpiraba espectáculo. Su madre había sido actriz en la película Ocaso y cantaba tango. Su hermano Carlos Moya, (Roberto Aguilar es su nombre artístico, ha sido un consumado intérprete de música mexicana.
Source: Archivo familiar
La primera migración la hizo Nilda de Talcahuano a Santiago. “Medio huasita, en una época en que a los huasos los pintaban como medio tontos pero pillos”, agrega. Salió de Talcahuano para integrar en 1969 Los Labradores, un grupo ya reconocido en el entorno de la música popular.
En Santiago tenía una pena llamada Rincón Latino en la que cantaban también Clarita Parra y su padre Lalo Parra. Ya eran tiempos de dictadura, y en los que avisados de que los iban a “visitar” los militares, cambiaban inmediatamente de línea musical y pasaban de las cuecas con mensajes sociales, a la interpretación de tangos o rancheras.
La Pirilacha y su prohibición
Nilda Moya recuerda que al principio cantaba La Pirilacha sólo en reuniones de amigos, pero Pato Morales, director de Los Labradores le insistía en que la cantara públicamente en peñas. Posteriormente Fernando Neira, dueño del sello musical Sol de América, la convenció de grabarla.
“Fue un boom. La radio Colo Colo, que era la radio del pueblo en Santiago, la hizo un boom, recuerda Nilda. “Tito Arévalo, director del programa “Parando la Olla”, ponía sólo la primera estrofa, y decía que no podía tocarla porque estaba prohibida” pero la gente llamaba porque quería seguir escuchándola.
“Yo creo que el haberla prohibido hizo que la canción se hiciera más popular”, agrega Nilda, quien recuerda que La Pirilacha era considerada demasiado soez para la época. “Eso de decir ´tu madre es pu…´ era mucho para esos tiempos ¡ahora, es leche de guagua!” dice riendo. A pesar de que hasta en la televisión le cerraron el paso, en un mes se vendieron 30 mil copias.
Nilda Moya llega Australia
Su segunda migración fue hacia Sídney. Las convulsas condiciones políticas de Chile continuaban limitando la libertad de los artistas, por lo que una invitación por parte del cantante Roddy Montes, en 1988, para cantar para un evento del Club Colo Colo, se le convirtió a Nilda en la oportunidad de echar raíces en una nueva tierra.
En Australia continuó con su labor artística “sembrando en niños y jóvenes lo que es nuestra cultura”, dice Nilda, quien fundó el grupo folclórico Copihual. Con el grupo Amigos del Folclor iniciaron los Campeonatos de Cueca en Australia en 2003; la pareja que llevaron de Australia al campeonato de Canadá, Shirley Cortés y James Alvarado, se ganó la competencia y ese logro fue la base para que el gobierno de Chile reconociera el esfuerzo.
Así se convirtió Nilda Moya en una de las fundadoras de Cofochilex, una entidad de la que ya hacen parte 14 países y que tiene como objetivo mantener viva la cultura chilena entre los chilenos que viven en el exterior.
Nilda Moya, abajo en el centro, con sus hijas Mireya y Tatiana, de pie, y Verónica y Lorena, sentadas. Source: Archivo familiar
Matriarcado
En todas sus labores culturales Nilda cuenta con el apoyo de sus cuatro hijas, varias de las cuales continúan la tradición artística de la familia: la actriz Tatiana Merino, quien hace unos dos años vive en Australia; Mireya Merino, quien además de la actuación también ha incursionado en la política, y Verónica Moya, presentadora de eventos y cantante aficionada. La única que no se dedicó al espectáculo es Lorena, quien trabaja en el área de la salud, y “desde ahí contribuye mucho con la comunidad.”
“Son mujeres preciosas, trabajadoras, guerreras, que se esfuerzan por sus familias”, dice Nilda orgullosa. “Mi madre también era una luchadora”.
Podría decirse que las décadas terminadas en ocho representan hitos en la vida de Nilda: ella nació en 1948, grabó La Pirilacha en 1978, llegó a Australia en 1988 y este 2018 celebra sus 50 años de vida artística.
A sus 70 años alimenta su vitalidad organizando eventos, cantando cuecas y enseñándolas a bailar en su grupo Arte y Folclor, y mantiene vivo ese espíritu transgresor que plasmó con humor en La Pirilacha, ese vals campesino que, aparte de sus otras composiciones e interpretaciones, le garantizó a Nilda Moya un lugar perdurable en la rica historia del folclor chileno.
Source: Archivo familiar
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