La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dice que la política de deportar a los neozelandeses de Australia por motivos de carácter tiene un efecto corrosivo en la relación bilateral.
Ardern dice que planteará este problema cuando se reúna hoy con el Primer Ministro Scott Morrison en Melbourne, y asegura que algunas de las personas que Australia ha enviado a Nueva Zelanda tienen poca o ninguna conexión con su país.
"Hay una serie de áreas donde sería completamente legítimo que un ciudadano de Nueva Zelanda sea deportado a Nueva Zelanda si comenten actos criminales. Pero hemos visto casos en los que casi no hay conexión de la persona que ha sido deportada con Nueva Zelanda. Considero que es una parte corrosiva de esa política y que tiene un efecto corrosivo en nuestra relación, por lo que continuaré planteando este asunto también."
Bajo los cambios en las leyes de inmigración en 2014, la visa de una persona puede ser revocada si ha sido condenada por un delito que conlleva una sentencia de cárcel de un año o más.
Desde que el gobierno endureció su política, más de 1,500 neozelandeses han sido devueltos a su país.
Los sucesivos líderes de Nueva Zelanda han planteado el problema, pero no hay indicios de que el gobierno australiano esté preparado para suavizar su postura.
También se espera que los líderes discutan el programa de mejora del Pacífico y la seguridad en Internet cuando se reúnan por primera vez desde la masacre de Christchurch.
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