La presión social en Colombia pone a Iván Duque contra las cuerdas

La protesta cívica que estalló en Colombia por diversas demandas sociales pone a prueba la gestión del presidente Iván Duque, cuya popularidad se ha desplomado. El mandatario se sentará a dialogar para aplacar los ánimos tras el paro nacional, un sin fin de protestas pacíficas y algunos actos de vandalismo que conllevaron a un toque de queda en Bogotá y Cali.

Paro Nacional en Colombia

Source: Ivan Valencia /AP

El efecto dominó de las protestas ciudadanas en Latinoamérica se sintió en Colombia, un país en donde se han realizado diversas manifestaciones que han pasado desapercibidas en la región. Pero el paro nacional del jueves tuvo mucha relevancia por la fuerza de la expresión popular en territorio colombiano y fuera de él. Sus ecos se sintieron en Australia.

 Las movilizaciones del 21 de noviembre por su convocatoria masiva han sido comparadas con marchas multitudinarias como la que se hizo contras las FARC en 2008, aunque según el Barómetro de las Américas, un 11% de los colombianos afirmó haber salido a protestar durante 2018, una cifra que se encuentra en el cuarto puesto del ránking de la región.
El paro nacional sumado a las protestas y los “cacerolazos” encarnaron muchas razones; una reforma laboral que aparentemente prepara el gobierno de Duque, que haría que los jóvenes que entren al mercado laboral ganen el 75 por ciento del salario mínimo. También se protesta por las pretensiones de eliminar el fondo de pensiones estatal Colpensiones para privatizarlo.

También está en la lista de reclamos una reforma tributaria que afectaría a la clase media y favorecería a las multinacionales, así como las demandas de los universitarios para pedir mayores recursos para la educación pública, y la de los indígenas contra los asesinatos de sus representantes, entre otras.

Asimismo, muchos sectores cuestionan la política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales y el intento de modificar el pacto de paz de 2016 que desarmó a la exguerrilla FARC, que también ha participado en las movilizaciones.

Iván Duque, una gestión a prueba

Iván Duque, a quien se le conoce como el delfín del influyente expresidente Álvaro Uribe, venció con un 58% de los sufragios en los comicios de 2018 y quince meses después no llega ni al 40% de popularidad.

Con la gente en las calles, sin mayorías en el Congreso y derrotas de su partido en las elecciones locales de octubre, Duque afronta el momento más bajo desde que asumió el poder en agosto de 2018 con la promesa de modificar el acuerdo con las FARC, por considerarlo blando con los rebeldes.

Además Colombia, la cuarta economía latinoamericana y con un PIB de 3,6 por ciento previsto para este año, es uno de los países con los índices más altos de desigualdad y desempleo de Sudamérica.
“Lo que se vio fue un grito para el Gobierno de Iván Duque, que afronta esta inédita presión social cuando lleva apenas 15 meses de mandato”, apuntó la revista de análisis de Colombia “Semana”.

Pero el expresidente Uribe, líder del Centro Democrático, dijo – de acuerdo con sus declaraciones recogidas por el diario El Tiempo de Bogotá- que “el paro hace parte de la estrategia del Foro de São Paulo que intenta desestabilizar a las democracias de América Latina, secundado por grupos opositores cuyos propósitos han sido bloquear al gobierno del presidente Iván Duque".

Diálogo a la vista y un malestar que no acaba

El mandatario derechista inició las pláticas el domingo, tres días antes de lo anunciado, con los alcaldes y gobernadores electos que asumirán sus cargos en enero, según escribió en Twitter.

El lunes liderará un encuentro con la Comisión Nacional de Concertación Laboral, que reúne a representantes del gobierno, de los patrones y de los empleados. Precisamente fueron las centrales obreras convocaron en octubre el paro nacional del 21 de noviembre, al que luego se sumaron indígenas, estudiantes, artistas y ambientalistas.

"En el transcurso de la semana continuaremos diálogos con diferentes sectores sociales", agregó el presidente.

La alcaldesa electa de la capital, la opositora Claudia López, quien participó en las movilizaciones del jueves, afirmó que asistirá al encuentro. "Bogotá está lista para acordar ya la agenda anticorrupción, de empleo y juventud que la ciudadanía reclama", tuiteó.

Ante un creciente malestar social y con la popularidad en rojo, Duque había convocado el viernes a la "conversación nacional" después de que las protestas multitudinarias del jueves se saldaran con tres muertos y más de 300 heridos en todo el país.
A través de su portavoz, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reconoció el "espíritu mayormente pacífico" de las marchas y saludó "la disposición del gobierno de entablar un diálogo".

Duque, cuya ausencia de mayorías en el Congreso impidió llevar a cabo algunas de sus promesas, afirmó que en las conversaciones se debatirán "reformas" a su política social, aunque el abanico de reclamos y exigencias de los manifestante es mucho más amplio y diverso.

“Al presidente le va a tocar tomar decisiones muy difíciles. Una vez que haya conseguido una coalición de gobierno y haya establecido una interlocución con los sectores inconformes, tendrá que definir cuáles son las reformas por las que tiene que jugarse su puesto en la historia. El problema es que las reformas que el país requiere son precisamente las que justificaron el paro”, apuntó la revista “Semana”.

La represión violenta

Aunque la jornada nacional se desarrolló mayoritariamente en paz, en algunos puntos hubo fuertes enfrentamientos, que dejaron tres manifestantes muertos y casi 300 heridos entre civiles, policías y militares. En la capital el viernes hubo toque de queda, el primero desde 1977.

La fuerza de la protesta escaló a lo largo del día en medio de denuncias de "uso indebido de la fuerza" por parte de los escuadrones antidisturbios, cuyo "accionar" dejó "gravemente herido" a un joven de 17 años, afirmó la Defensoría del Pueblo.

El manifestante, identificado como Dylan Cruz, está recluido en la unidad de cuidados intensivos del hospital San Ignacio. El presidente lamentó el hecho y ordenó una "investigación urgente para esclarecer" lo sucedido.

En Cali y Medellín volvieron a haber cacerolazos, prácticamente inéditos en Colombia hasta antes del paro del jueves. Las convocatorias han sido en su mayoría espontáneas y divulgadas por redes sociales.
Por orden de Duque, la capital, de siete millones de habitantes, era custodiada por miles de policías y militares, tras amanecer en calma y reponerse gradualmente de las afectaciones a la movilidad.

El mandatario atribuyó la violencia a quienes quieren "propiciar el caos" en Colombia tras haber advertido antes del llamado paro nacional que el país corría el riesgo de caer en convulsiones sociales como las que sacudieron a Ecuador, Bolivia y Chile. Expulsó entonces a 24 venezolanos señalados de querer infiltrar la protesta social.

Las promotores del paro se deslindaron desde el viernes de las refriegas violentas, cuyos protagonistas, líderes y motivaciones políticas eran inciertos. El alcalde Peñalosa consideró "vándalos" a quienes participaron en ellas y se abstuvo de relacionarlos directamente con los participantes del 21N.

 Con información adicional de AFP


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Published 25 November 2019 7:56am
Updated 25 November 2019 10:28am
By R.O.

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