Australia podría evitar una recesión y solo enfrentar un escenario de crecimiento bajo, opina economista

Australians should expect more interest rate rises but the risk of recession low, RBA governor says

Source: AAP

El economista y profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Sydney Demaría, analiza para SBS Spanish la situación de Australia a partir de los recientes anuncios en los aumentos en las tasas de interés y la crisis energética que se vive a nivel mundial.


De acuerdo con autoridades y analistas, los australianos podrían enfrentar más aumentos en las tasas de interés antes de que termine el año. Sin embargo, el ritmo del aumento dependerá de diversos factores.

Sobre el significado de estas advertencias y la situación de Australia en el contexto inflacionario mundial, SBS Spanish consultó con el economista Sydney Demaría, quien señala que esto es el resultado de los dos últimos años en los que la mayoría de los gobiernos sostuvieron sus economías con gasto público, debido a la crisis sanitaria del COVID-19. 

“Durante la pandemia casi todos los gobiernos del mundo, y de manera bastante coordinada, salieron a sostener a las economías con gasto público, emitiendo dinero y dándoselo a las familias o a las empresas. Como por ejemplo en el caso de Australia con JobKeeper y JobSeeker”.
Para el economista, si bien podría haber recesiones en diversos países, no necesariamente se puede decir que habrá una recesión global. De lo que se puede hablar, de acuerdo con Demaría, es de un escenario de crecimiento bajo. 

“En mi opinión, no sé si estamos yendo hacia un escenario fuertemente recesivo global, sino más bien un escenario de crecimiento bajo. Que cuando le añadimos la inflación, allí claramente tenemos, sobre todo para las familias de bajos ingresos, un problema. Porque es considerablemente más difícil afrontar los gastos de todos los días cuando no hay mucho crecimiento y además los precios suben de manera constante. Esto ya pasó en los 70s”, explica el también profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

En los últimos dos meses el Banco de la Reserva de Australia (RBA, por sus siglas en inglés) anunció importantes alzas en la tasa de efectivo con el objetivo de atajar la inflación en el país.

El incremento de 50 puntos básicos, medio punto porcentual, anunciado a principios de junio se trató del aumento más alto desde el año 2000. Con éste se llegó a un 0,85 por ciento, en momentos en que la inflación se sitúa en 5,1 por ciento. 

En mayo de este año, el RBA ya había tomado la decisión de subir la tasa a 0,35 por ciento desde un mínimo histórico del 0,1 por ciento, en lo que fue el primer incremento en más de una década.
El economista Sydney Demaría detalla que la relación entre las tasas de interés y la inflación es inversa, en el sentido de que al subir las tasas de interés se hace menos atractivo tomar un crédito bancario porque es más costoso. 

“Por el contrario, se hace más atractivo para aquellos que tienen dinero en efectivo ahorrarlo, porque las tasas de interés que pagan los bancos también suben conjuntamente con el costo del crédito. Entonces, desde ese punto de vista, la subida de la tasa de interés actúa como un amortiguador de la actividad económica. Al haber menos consumo y menos inversión, eso reduce la presión sobre los precios”, explica el experto.

Hay voces que consideran que los australianos deberían estar más preocupados por el estancamiento de los salarios en el país, más que por el alza de las tazas de interés. Pero para Sydney Demaría ambas situaciones deberían estar en el centro de la discusión.

“En mi opinión hay que preocuparse por las dos cosas. Algo que tenemos que tomar en consideración es que cuando la inflación sube mucho o sube muy rápidamente tiende a ser mucho más costoso controlarla más adelante. Si la inflación ahora es de 5,1 por ciento, probablemente sea de alrededor de 6 en los próximos meses, y después sigue a 7,8,9”.

De acuerdo con Demaría, con esta dinámica se empieza a crear un expectativa de que las cosas van a seguir subiendo, algo que solo refuerza el ciclo inflacionario.
Entonces, si bien sí hay un riesgo de estancamiento o un riesgo de desaceleración del crecimiento económico, no controlar la inflación, o no controlarla suficientemente rápido, puede generar más más daño en el largo plazo y en particular para para esas familias y hogares de menores recursos.
Sobre la crisis energética mundial, el economista considera no habrá una solución a corto plazo. “A menos que el gobierno decida quitar impuestos al combustible, por ejemplo, utilizar el gasto público, en ese sentido no hay mucho que se pueda hacer. 

“Es un problema complejo. Es muy probable que por lo que resta de este año veamos costos energéticos particularmente caros y soluciones temporales para tratar de mitigar por 20, 30 días las presiones sobre la población”.

Escucha la entrevista completa presionando en la imagen principal.

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