¡Más de 23 millones de australianos no consumen una dieta saludable!

Fish and chips being fried

"Fish and Chips", uno de los alimentos más populares entre los australianos. Source: AAP / Frank Augstein/AP

Según una nueva evaluación, en comparación con el resto del mundo, Australia solo ha realizado "progresos limitados" en la aplicación de las políticas recomendadas a escala mundial para mejorar la dieta de las personas. Hoy en día los alimentos poco saludables y la obesidad son las principales causas de la mala salud en el país.


Un nuevo análisis revela que los esfuerzos del gobierno australiano para prevenir la obesidad están "muy por debajo" de las mejores prácticas internacionales. Actualmente, más de 23 millones de personas que viven en Australia no consumen una dieta saludable. Una situación grave si se considera que la población total del país es de poco más de 26 millones de habitantes.

El Índice de Política Alimentaria, desarrollado para calificar la implementación federal, estatal y territorial de las políticas recomendadas a nivel mundial para mejorar la alimentación de la población, ha encontrado un progreso político limitado por parte del gobierno de la Commonwealth en los últimos cinco años en comparación con otros países.

El profesor asociado Gary Sacks, del Instituto para la Transformación de la Salud, de la universidad Deakin, afirma que la falta de acción ha dejado a Australia rezagada en esta materia.

"Mientras que otros países están tomando medidas contundentes para intentar mejorar la dieta de la población, Australia realmente está tomando muy pocas medidas. Por tanto, estamos retrocediendo en comparación con el resto del mundo", señala el académico.
Según datos de la Oficina Australiana de Estadísticas, casi dos de cada tres adultos australianos (63 por ciento), y uno de cada cuatro niños australianos (25 por ciento) tienen sobrepeso o son obesos.

Además, únicamente el siete por ciento de los australianos sigue una dieta saludable acorde con las directrices dietéticas australianas.

En este contexto, el informe del Índice de Política Alimentaria 2022 afirma que es necesaria una respuesta integral de todos los niveles de gobierno para mejorar las dietas de la población, y que esta acción debe estar impulsada por un liderazgo fuerte.

"Se trata de una crisis de salud pública para Australia. Las dietas poco saludables y la obesidad son las principales causas de la mala salud en Australia. Tenemos que tomar medidas urgentes. Necesitamos que el gobierno se lo tome en serio. Otros gobiernos en el mundo se lo están tomando en serio y están implementando estas medidas que recomiendan los grupos de salud pública”, puntualiza el experto del Instituto para la Transformación de la Salud.
El informe recomienda al gobierno federal que dé prioridad a la restricción de la comercialización de alimentos y bebidas poco saludables a los menores de 18 años.

Existen pruebas fehacientes de que el marketing funciona, y por eso las empresas alimentarias gastan miles de millones de dólares en mercadeo y publicidad. Creemos que, si se puede controlar la publicidad de comida chatarra para los niños, mejorará la dieta de la población.
Profesor Gary Sacks, del Instituto para la Transformación de la Salud, de la universidad Deakin.

El informe también recomienda aplicar un impuesto a los fabricantes de bebidas azucaradas y otros alimentos poco saludables.

El profesor Sacks afirma que esto debe diseñarse de forma que incentive la reformulación y mejora de los productos.

"Más de 50 países en el mundo ahora tienen un impuesto sobre las bebidas azucaradas. Y varios países tienen etiquetas de advertencia en la comida chatarra. Y son ese tipo de medidas las que el gobierno australiano debe implementar", finaliza el catedrático de la universidad Deakin.

La (Obesity Policy Coalition) participó en el proceso de evaluación. Su gerente ejecutiva, Jane Martin, asegura que las dietas poco saludables y la obesidad son los principales contribuyentes a la mala salud en Australia.

Ella dice que es importante que Australia tenga una fuerza laboral saludable y productiva, a medida que el país se recupera de la pandemia del COVID-19.

"Queremos vivir sin una discapacidad por una enfermedad crónica. No queremos tener diabetes y perder un dedo del pie, o perder la vista, o quedar incapacitados para conducir de noche, o algo así”, señala Jane Martin.
Sugary dinrks
Source: SBS
La ejecutiva agrega que está mal atribuir la obesidad a la falta de fuerza de voluntad. "Hay algo mucho, mucho más profundo en cuanto a cómo vivimos. Y es por eso que estos ‘factores ambientales’, como los llamamos, como la publicidad, el precio, la disponibilidad de estos alimentos altamente procesados, deben ser controlados”, puntualiza Martin.

Por otra parte, el informe del Índice de Política Alimentaria destaca algunas áreas de mejora. Por ejemplo, encontró que el gobierno federal ha logrado un "buen progreso" en el área del etiquetado de alimentos, con la regulación de listas de ingredientes, paneles de información nutricional y declaraciones de propiedades saludables.

Y encontró un liderazgo gubernamental fortalecido, con el lanzamiento de dos estrategias nacionales clave de salud pública: la Estrategia Nacional de Salud Preventiva y la Estrategia Nacional de Obesidad.
Aun así, Martin dice que las nuevas políticas que van más allá deben ejecutarse rápidamente.

"Hay muchos y diferentes protagonistas en esta materia. Pero es realmente importante que algunas de las cosas que no se han hecho, ahora se implementen. Porque hemos esperado lo suficiente, y las cosas no están mejorando", finaliza Jane Martin, de la Coalición para Políticas sobre Obesidad, en Australia.

Escucha el podcast de este informe presionando el botón de PLAY que se encuentra al inicio de la página.


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