Sinopsis
La presidenta izquierdista de Honduras, Xiomara Castro, pretende encerrar en una isla a centenares de delincuentes peligrosos para hacer frente a la violencia que desangra al país centroamericano, a pesar de las críticas por el daño al arrecife en dicho sitio y por seguir el ejemplo del conservador salvadoreño Nayib Bukele.
El gobierno hondureño anunció que planea construir una cárcel aislada para 2.000 cabecillas de pandillas, narcotraficantes y corruptos en el archipiélago de las Islas del Cisne, a casi 250 kilómetros de la costa atlántica del país centroamericano.
El ministro de Defensa, José Zelaya, dijo a la prensa que a finales de agosto iniciará el proceso de licitación para construir la cárcel de Islas del Cisne, donde los reos cultivarán sus propios alimentos y no recibirán visitas.
La construcción de una "Alcatraz hondureña" es parte de una amplia ofensiva de las autoridades hondureñas tras la masacre de 46 mujeres en un penal. Ocurrió tras el enfrentamiento entre reclusas del Barrio 18 y la Mara Salvatrucha.
Aunque como opositora, Xiomara Castro prometió ordenar a los militares a sus cuarteles, como mandataria izquierdista ordenó a la Policía Militar tomar el control de los 25 reclusorios y la construcción de la mega cárcel insular.
Según las autoridades de Honduras, la única forma de comunicarse con las Islas del Cisne es por satélite. Así esperan impedir que los cabecillas de las bandas sigan dirigiendo sus operaciones desde el interior de las prisiones hondureñas. La huida sería complicada ya que, desde el territorio continental, se tarda casi un día en llegar al archipiélago en barco.
En el pasado, los presidios insulares eran algo habitual en toda Latinoamérica, con instalaciones en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá y Perú. Los motines letales, las malas condiciones y las fugas audaces capturaron la imaginación de cineastas y escritores antes del cierre de la última, en México, en 2019.
Además, ambientalistas hondureños aseguran que la intención del Gobierno hondureño para construir bajo contrataciones directas una nueva prisión en el Parque Nacional Marino Islas del Cisne, sería un mal precedente y un hecho penoso, ya que la normativa universal es que los Estados son los principales protectores obligados a garantizar la conservación de sus áreas protegidas.
La activista Francys Lean, directora del Parque Nacional Marino Costero, asegura que la mega cárcel tendrá un grave impacto en el arrecife coralino próximo.
Pero, el titular de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente, Lucky Medina, asegura que existen condiciones para desarrollar la granja penal en Islas del Cisne, “sin necesidad de cortar un árbol y que mantenga el estado del arrecife coralino” en la zona.
Además de la mega cárcel en la isla del Cisne, la mandataria hondureña implementa medidas extremas que incluyen toques de queda, estados parciales de excepción para combatir el crimen en 120 comunidades y ha desplegado a militares y policías para retomar el control de zonas tomadas por agrupaciones criminales.
